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Fotografía: Gonzalo Caturelli

Pared Sur, Cerro Plata, una idea que se venía gestando, Febrero 2018

Relato enviado por Federico Brusco
Fotografías: Gonzalo Caturelli

Pared Sur, Cerro Plata 5968 msnm.
Una idea que se venía gestando, Febrero 2018

EL PROCESO

La idea de hacer la montaña que todos vemos a diario desde la ciudad de Mendoza, por su lado más vertical y técnico; por decirlo de algún modo; siempre estuvo en mi cabeza. Este proyecto tardo en llegar unos cuatro años en los que personalmente me permitieron aprender varios aspectos acerca de la montaña y desarrollarme en esta actividad.
Como todo anhelo, uno debe aprender a disfrutar del proceso, que te lleva a lograr los objetivos que se plantean ante la vida, y también ante la montaña. Frente a estos tiempos que vivimos hoy cargados de inmediatez y de arrebato. De siempre estar mirando lo siguiente, en lugar de apreciar lo que está sucediendo.

“DEL DICHO AL HECHO”

Enero 2018/temporada alta. Como es de costumbre durante las temporadas en Aconcagua, además de desempeñar la dura tarea de portear. También desarrollamos la motivación y los proyectos; viendo qué nuevo lugar conocer o que objetivo encarar.
De este modo se presentó la oportunidad de concretar este proyecto. Un amigo y compañero: Gonzalo Catturelli, quien conocía apenas hace unas semanas tenía intenciones de ir al Plata finalizada la temporada. Le comenté lo que tenía en mente, respecto al cerro. Seguro lo iba a motivar. Hablamos de la cara sur, del acceso, de las condiciones, de la línea que escogeríamos. Vimos toda la info que tenía reunida y al cabo de unos días de trabajo, ya estábamos pensando posibles fechas para ir fuertes y bien aclimatados. La llega de esta oportunidad se venía gestando.

ITINERARIO Y RUTA

La línea elegida es una gran canaleta de pendientes sostenidas entre 50º y 60º, conocida como la “Banana”, cuenta con unos 1500 mts de recorrido desde la base hasta la cima. En su comienzo se presenta la dificultad de una gran rimaya que se debe superar para continuar con la ruta, luego de la misma no presenta grandes dificultades técnicas, salvo la calidad de la nieve o en qué condiciones pueda estar según la estación del año y su acceso.
Contábamos con dos días y medio de actividad de los cuales el día uno consistía en llegar a la Laguna del Cerro Platita 4000 mts aproximadamente, el segundo ir hasta la base de la pared y en la madrugada del tercer día hacer el intento de cumbre y bajar por la ruta normal, cargando nuestras cosas hasta llegar a la zona de los refugios de la Qª de Vallecitos

TOMAR LA DECISIÓN

Transcurrido un mes llego el día de ultimar detalles, chequear que todo estuviera en orden y aventurarse. El pronóstico consultado a través de internet no era muy alentador, figuraba que en los próximos tres días nevarían diez centímetros todas las noches, lo cual nos llenó de dudas e incertidumbres. ¿Pero de que se trata la montaña; entre otras grandes cosas; sino de incertidumbres?
Hoy en día uno puede darse el lujo de subir una montaña de manera virtual habiendo tanta información; como fotos, videos, georreferencias, cantidad de datos que te acercan cada vez más al objetivo. Recalcando el uso o mal uso de estos medios para prever el clima en dichos lugares.
Lo que brindan estos medios son sugerencias que no siempre están acertadas. Sin tomar esto como una gran verdad, lo que nos quedaría es tomar la decisión y ver qué pasa en la montaña.
En comparación a tiempos anteriores, donde toda aventura era una exploración y un constante descubrimiento; donde todo estaba por hacer.
Sabíamos que iba a nevar y nuestro plan no incluía en ningún momento una carpa, equipo de hielo o de rescate en grietas. Íbamos con lo justo para no hacer ni de más, ni de menos. Por otro lado,
sabíamos que durante la mañana un sol despejado y sin nubes cubriría la montaña. Eso nos traía a la conclusión de que lo nevado, en poco tiempo, se derretiría. Sumamos un punto de confianza y al día siguiente partimos para el cerro.

PRIMER DÍA. LAGUNA PLATITA

Camino a Vallecitos, justo antes de los Caracoles tomamos el desvió hacia la Localidad de Las Vegas. Pasada esta localidad llegamos al pequeño poblado de Valle del Sol y luego al Puesto Las Lajas. Desde ahí nos esperaba una caminata de unos 9 km de recorrido. El primer día iba a ser largo dado que no teníamos vehículo alguno.
Pasando por un increíble valle, muy distinto al que estamos acostumbrados a ver en la zona de Vallecitos; amplio, verde, con vistas al morro del negro y del Cerro Negro. Poco a poco, íbamos encajonándonos ganando altura por el arroyo Morteritos que nos conduciría a nuestra laguna.
Muy entrada la noche 11 pm aproximadamente, en la laguna buscamos un buen lugar donde dormir, preparar nuestra cena y descansar.
La noche permanecía intacta, despejada y estrellada. Cero rastros de viento o de nieve. Un lujo.

SEGUNDO DÍA. AL PIE DEL OBJETIVO

El sol nos despierta con bastante calor, un día fantástico. Al finalizar el día teníamos que estar justo debajo de la pared.
Llenos de motivación, luego de desayunar abundante decidimos subir a la cumbre del Cº Platita. Una picardía no subirlo sabiendo que teníamos todo el día por delante y estábamos a 200 mts de su cumbre.
En poco tiempo, ya en la cumbre, pudimos ver en su totalidad la Quebrada de Casas, la que nos depositaria en la base del mencionado Cerro.
Aprovechamos el tiempo para observar en detalle la cara sur, y ver a lo lejos en qué condiciones parecía estar. Después de todo tomamos la decisión de ir, cargados de dudas, no solo por lo que sabíamos del clima sino también por las condiciones de la nieve … la rimaya, etc.
Gracias a las nevadas de semanas anteriores la cara se la veía cargada y nosotros más cargados de energía y motivación. Emprendimos la bajada, buscamos nuestras mochilas y descendimos.
Encontramos la Quebrada cubierta de morrenas y lagunas de deshielo que constituían un paisaje privilegiado. Introducirse en estos valles andinos y recorrer estos lugares poco frecuentados de la cordillera para algunos puede parecer extremo, para otros es un privilegio.
De tanto en tanto, bajando y subiendo morrenas nos adentrábamos cada vez mas. Finalmente, ahí estábamos, muy lejos de la ciudad metidos en un mundo dentro de otro, debajo de la cara sur del Plata.
Tan solo hidratamos un poco y sin perder tiempo nos dirigimos hacia la rimaya, esta cubre de punta a punta todo el ancho de la pared. Iba a ser engorroso y complicado cruzarla en la madrugada con linternas, más si una funcionaba a medias y a fin de ahorrar tiempo optamos por marcar donde cruzaríamos en la noche. También aprovechamos la nieve para practicar algunas maniobras.
Volvimos a nuestro humilde vivac hecho con un cubre de una carpa y unos bastones. Nos quedaba alimentarnos y descansar. El horario de salida a cumbre era a las 2 am.
Por lo general estos itinerarios suelen hacerse de noche, no solo para favorecer las condiciones de la nieve sino también para evitar la caída de piedras. Un riesgo importante que cualquiera debe asumir en un objetivo como este.

EL ASCENSO

El despertador sonó muy temprano. La noche andina se mostraba, por sobre todo calmada, solo una briza fresca y seca recorría la montaña. Es la 1.30 am, a esta hora difícilmente uno pueda desayunar como se debe, lo importante es hidratar y arrancar. No podíamos estar más contentos de la decisión que habíamos tomado. Gracias a la info que nos proporcionaron algunos de nuestros compañeros que habían estado allí sabíamos que nos esperaban de ocho a diez horas de actividad. Nuestro objetivo estaría completo una vez bajada la ruta normal por el otro lado de la montaña. ¡Imaginar subir una montaña de casi seis mil metros por su lado más vertical y bajarlo por el otro … es un viaje!
Escalar de noche: A un ritmo tranquilo y de cierta incertidumbre llegamos a la rimaya. Recorrimos un buen tramo de ella tratando de identificar el punto marcado la noche anterior. Gracias a esto pudimos cruzar con dos simples pasos, debíamos tener especial cuidado, no contábamos con ningún equipo extra para manejar una situación de riesgo. Solo nuestras piquetas y crampones.
Nos tocó una noche sin luna por lo que la visibilidad era menor y teníamos encima el agravante de que una de nuestras linternas no funcionaba correctamente. Continuamos a buen ritmo por la pendiente de semi hielo que se presentaba luego de la rimaya de unos 50º. Teníamos que estar con todas las luces, valga la redundancia.
Subir una montaña de noche es como tener los ojos vendados, solo ves lo que el alcance de tu linterna puede dar. Nada quita que no sigas avanzando, es parte de la actividad.
Continuamos por la pendiente de excelente calidad concentrados. Parecíamos estar en el “codo” de la banana, a unos pocos metros un roquerío ubicado hacia el suroeste, nos proporcionó la pausa que necesitábamos, un poco inestable de rocas sueltas pero lo suficiente como para beber unos sorbos de café y comer unas galletas. Vemos el amanecer y con él; la llegada del calor al cuerpo.
Ya en la mitad del recorrido la pendiente pasa de 50°-60°. Disfrutando y ansiosos creemos que nos pueden faltar unas tres horas de marcha a buen ritmo para llegar al filo cumbrero, así nos topamos con un “balcón” justo debajo de lo que sería el último tramo. Obviamente nos paramos a descansar, se podía observar a lo lejos la ciudad de Mendoza, Las Vegas y el Dique, disfrutamos del sol y aprovechamos para tomar unas fotos.
Una pequeña banda rocosa separa el último tramo del resto de la ruta, al poco tiempo uno de nosotros se adelanta para ver a que distancia del filo estábamos, podíamos ver el filo cumbrero pero continuamos por la nieve en dirección oeste para salir más cerca de la cumbre y cumplir con la totalidad de la ruta. La nieve ya no era del todo buena, el sol estaba haciendo lo suyo.

Por radio le comunico a mi compañero que creo ver la cumbre. Veo un gran filo blanco y ondulado, como de merengue, muy cargado de nieve. Seguimos un poco más; con un esfuerzo más de cabeza que de piernas nos montamos a ese filo, del otro lado, veo el helicóptero Lama enterrado de la brigada de rescate. Testimonio de un accidente tiempo atrás. Gracias a este indicio nos damos cuenta de que la cumbre está a unos pocos pasos.
Pudimos planear y concretar el desafío de subir los 1500 mts de nieve/hielo de la cara sur del Plata; llegando al punto más alto del Cerro por nuestros propios medios. Una felicidad y emoción enormes nos recorría el cuerpo. Estábamos en la cumbre.

BAJADA Y POSIBILIDAD DE HACER UNA 360°

Transcurrida una merecida siesta de cumbre comenzamos a bajar con tranquilidad. Pudimos apreciar toda la ruta normal en su totalidad. La hermosa vista hacia la Quebrada de la Jaula, del C° Tupungato, Nevado del Excelcior y el más grande, el Aconcagua.
Teniendo varias horas de actividad acumuladas en el cuerpo la bajada se nos hizo eterna, demoramos mucho más de lo pensado. La idea original era bajar hasta la zona de los refugios y depositar toda nuestra confianza en algún buen “samaritano” que nos baje a dedo. Desafortunadamente para cuando llegamos allí eran las cinco de la tarde. Si alguien tenía que bajar ya lo había hecho.
Evaluamos la situación y optamos por continuar descendiendo con la suerte de encontrar a alguien en el camino, aun sin toparnos con nadie nos dimos cuenta de que sin querer estábamos haciendo una travesía de 360° pasado nuestro punto de partida y teniendo acumuladas en el último día mas de 15 hs de actividad.
Finalmente llegamos al asfalto donde, con un poco de suerte nos pudieron acercar unas personas al dique de Potrerillos, ya que para ese entonces, el último colectivo de vuelta pasaría por allí.

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